Bacterias gram negativas, que son, cuales; significado, concepto; color, como identificar

Bacterias gram negativas, que son, cuales; significado, concepto; color, como identificar; que significa; tiñen, rosado.

Las bacterias Gram-negativas pierden la tinción de cristal violeta (y toman el color de la contratinción roja) en el método de tinción de Gram. Esto es característico de las bacterias que tienen una pared celular compuesta de una capa delgada de una sustancia particular (llamada peptidoglicano).
Las bacterias Gram-negativas incluyen la mayoría de las bacterias que normalmente se encuentran en el tracto gastrointestinal y que pueden ser responsables de enfermedades, así como gonococos (enfermedades venéreas) y meningococos ( meningitis bacteriana ). Los organismos responsables del cólera y la peste bubónica son Gram-negativos. El bacteriólogo danés JMC Gram (1853-1938) ideó este método de tinción de bacterias usando un colorante llamado cristal ( genciana ) violeta. El método de Gram ayuda a distinguir entre diferentes tipos de bacterias. Las características de tinción de gram de las bacterias se indican como positivas o negativas, dependiendo de si las bacterias absorben y retienen la mancha de cristal violeta o no. Las bacterias Gram-negativas son bacterias que no retienen el colorante violeta cristal en el protocolo de tinción de Gram. Las bacterias Gram-negativas aparecerán así rojas o rosadas después de un procedimiento de tinción de Gram debido a los efectos de la contratinción (por ejemplo, safranina).

Este artículo de las bacterias gram negativas es un extracto de un libro con fines pedagógicos, como lectura complementaria; viene de otro de nuestros blogs.
Las paredes celulares gram-negativas son más complejas (tanto desde el punto de vista estructural como químico) que las de las células grampositivas. Desde el punto de vista estructural, una pared celular gram-negativa contiene dos capas situadas en el exterior de la membrana citoplásmica. Inmediatamente por fuera de la membrana citoplásmica se encuentra una delgada capa de peptidoglicano que representa tan sólo un 5% a 10% del peso de la pared celular. Además, la pared celular gram-negativa no contiene ácidos teicoicos ni lipoteicoicos.
En la parte externa de la capa de peptidoglicano se halla la membrana externa, la cual es exclusiva de las bacterias gramne-gativas. La zona comprendida entre la superficie externa de la membrana citoplásmica y la superficie interna de la membrana externa se conoce como espacio periplásmico. Este espacio es un compartimento que contiene diversas enzimas hidrolíticas importantes para la degradación y metabolización por la célula de las macromoléculas de gran tamaño. Habitualmente, estas enzimas son proteasas, fosfatasas, lipasas, nucleasas y enzimas metabolizadoras de hidratos de carbono.
En el caso de las especies bacterianas gram-negativas patógenas, muchos de los factores de virulencia líricos (p. ej., colagenasas, hialuronidasas, proteasas y betalactamasa) se encuentran en el espacio periplásmico. Además, este espacio contiene también componentes de los sistemas de transporte de azúcares, así como otras proteínas de unión que facilitan la captación de diferentes metabolitos y otros compuestos. Asimismo, algunas de estas proteínas de unión pueden formar parte de un sistema quimiotáctico encargado de «percibir» el entorno extracelular.

Tal como se ha mencionado anteriormente, las membranas externas son características de los procariotas gram-negativos. La membrana externa forma una especie de rígido saco de lona alrededor de la bacteria. La membrana externa mantiene la estructura bacteriana y constituye una barrera impermeable a moléculas de gran tamaño (p. ej., proteínas como la lisozima) y moléculas hidrófobas. También ofrece protección frente a condiciones ambientales adversas (p. ej., el sistema digestivo del organismo anfitrión, un factor importante en los microorganismos de la familia Enterobacteriaceae). La membrana externa posee una configuración asimétrica y es una bicapa lipídica que difiere de cualquier otra membrana biológica por la estructura de su zona externa. …
Sin embargo, la zona externa está formada fundamentalmente por una molécula anfipática (es decir, con terminaciones tanto hidrófobas como hidrófilas) denominada lipopolisacárido (LPS). Con excepción de las moléculas de LPS presentes en el proceso de síntesis, la zona externa de la membrana externa es la única localización donde aparecen moléculas de LPS. El LPS también es conocido como endotoxina y constituye un potente estimulador de las respuestas inmunitarias. El lipopolisacárido se encarga de activar a los linfocitos B y de inducir la liberación de interleucina-1, interleucina-6, factor de necrosis tumoral y otros factores por parte de los macrófagos, las células dendríticas y otras células. El lipopolisacárido provoca también la aparición de fiebre e, incluso, shock. Tras la liberación de grandes cantidades de endotoxina al torrente circulatorio tiene lugar la llamada reacción de Schwartzman (coagulación intravascular diseminada). El lipopolisacárido se libera tanto hacia el medio como hacia el entorno intercelular del organismo anfitrión a partir de las bacterias presentes. Asimismo, las bacterias pertenecientes al género Neisseria se desprenden de grandes cantidades de un compuesto afín, el lipooligosacárido (LOS), que también provoca la aparición de fiebre y síntomas graves.
Aunque la gama de proteínas presentes en las membranas externas de los gram-negativos es limitada, algunas de ellas se encuentran a una concentración elevada, con lo que el contenido proteico total es superior al que existe en la membrana citoplásmica. Muchas de estas proteínas atraviesan toda la bicapa lipídica, por lo que se habla de proteínas transmembrana. Un grupo de ellas recibe el nombre de porinas puesto que forman poros que permiten la difusión a través de la membrana de moléculas hidrófilas de menos de 700 Da de peso. Aunque el canal de la porina permite el paso de metabolitos y antibióticos hidrófilos de pequeño tamaño, actúa como barrera frente a antibióticos hidrófobos o de gran tamaño, así como frente a proteínas como la lisozima.
Igualmente, la membrana externa contiene proteínas estructurales y moléculas receptoras para los bacteriófagos y otros ligandos. La membrana externa se conecta a la membrana citoplásmica a través de unas zonas de adhesión y, por otra parte, se une al peptidoglicano por medio de una lipoproteína. Esta lipoproteína se une al peptidoglicano por un enlace covalente y también se ancla a la membrana externa.
Las zonas de adhesión proporcionan una vía membranosa para el paso de los componentes recién sintetizados de la membrana externa hacia esta. La membrana externa se mantiene mediante enlaces catiónicos divalentes (Mg+2 y Ca+2) formados entre los fosfatos de las moléculas de LPS y por interacciones hidrófobas entre el LPS y las proteínas existentes. Estas interacciones producen una membrana rígida y fuerte que puede verse afectada por la acción de antibióticos (p. ej., polimixina) o mediante la eliminación de los iones de magnesio y calcio (quelación con ácido etilendiamino-tetraacético [EDTA] o tetraciclina). La alteración de la membrana externa debilita a la bacteria y favorece el paso de moléculas hidrófobas de gran tamaño. La adición de lisozima a células con una membrana externa alterada produce unos esferoplastos que, al igual que los protoplastos, son sensibles a los cambios osmóticos.[1]
[1] Murray Patrick R, Rosenthal Ken S, & Pfaüer Michael A. Microbiología Médica, Elsevier Inc, Madrid 2005

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