Diagnóstico de cáncer, cómo detectarlo: examen físico, historial médico, pruebas de imágenes

Diagnóstico de cáncer, cómo detectarlo: examen físico, historial médico, pruebas de imágenes. El diagnóstico comienza con un examen físico completo y un historial médico completo. El médico observará, palpará y palpará (aplica presión al tocar) diferentes partes del cuerpo para identificar cualquier variación del tamaño, sensación y textura normal del órgano o tejido.
Como parte del examen físico, el médico inspeccionar la cavidad oral o la boca. Al enfocar una luz en la boca, va a buscar anomalías en el color, humedad, textura de la superficie, o la presencia de cualquier engrosamiento o dolor en los labios, la lengua, encías, paladar duro en el techo de la boca y la garganta. Para detectar el cáncer de tiroides, el médico observará la parte delantera del cuello para detectar hinchazón. Él puede manipular suavemente el cuello y palpar las superficies frontales y laterales de la glándula tiroides (ubicada en la base del cuello) para detectar cualquier nódulo o sensibilidad. Como parte del examen físico, el médico también palpará los ganglios linfáticos en el cuello, debajo de los brazos y en la ingle. Muchas enfermedades y cánceres causan una hinchazón de los ganglios linfáticos. El médico puede realizar un examen minucioso de la piel para detectar llagas que han estado presentes por más de tres semanas y que sangran, supuran o se forman costras; parches irritados que pueden picar o herir, y cualquier cambio en el tamaño de una verruga o un lunar.
El examen de la pelvis femenina se usa para detectar cánceres de los ovarios, el útero, el cuello uterino y la vagina. En el examen visual, el médico busca las descargas anormales o la presencia de llagas. Luego, con las manos enguantadas, el médico palpa los órganos pélvicos internos, como el útero y los ovarios, para detectar masas anormales. El examen de los senos incluye la observación visual en la que el médico busca cualquier descarga, falta de uniformidad, decoloración o descamación. El médico palpa ambos senos para sentir si hay masas o bultos. Para los hombres, la inspección del recto y la próstata también se incluye en el examen físico. El médico inserta un dedo enguantado en el recto y lo gira lentamente para detectar tumores, tumores u otras anormalidades. El médico también realiza un examen de los testículos, donde el médico observa el área genital y busca hinchazón u otras anormalidades. Los testículos se palpan para identificar cualquier bulto, engrosamiento o diferencias en el tamaño, peso y firmeza. Si el médico detecta una anormalidad en la exploración física, o si el paciente tiene algún síntoma que podría ser indicativo de cáncer, el médico puede ordenar pruebas de diagnóstico. Los estudios de laboratorio de esputo (citología de esputo), sangre, orina y heces pueden detectar anormalidades que pueden indicar cáncer. La citología del esputo es una prueba donde se examina microscópicamente la flema que se expulsa de los pulmones. A menudo se usa para detectar cáncer de pulmón. Una prueba de sangre para el cáncer es fácil de realizar, generalmente económica y sin riesgos. La muestra de sangre la obtiene un técnico de laboratorio o un médico insertando una aguja en una vena y es relativamente indolora. Los análisis de sangre pueden ser específicos o no específicos. Muchas veces, en ciertos cánceres, las células cancerosas liberan proteínas particulares (llamadas marcadores tumorales) y se pueden usar análisis de sangre para detectar la presión arterial.
Sin embargo, con algunas excepciones, los marcadores tumorales no se usan para el cribado rutinario de cánceres, porque varias afecciones no cancerosas también producen resultados positivos. Los análisis de sangre generalmente son más útiles para controlar la efectividad del tratamiento o para seguir el curso de la enfermedad y detectar la enfermedad recurrente. Las pruebas de imágenes como las tomografías computarizadas (TC), las imágenes por resonancia magnética (IRM), los ultrasonidos y los exámenes de alcance de fibra óptica ayudan a los médicos a determinar la ubicación del tumor, incluso si está en las profundidades del cuerpo. Los rayos X convencionales a menudo se utilizan para la evaluación inicial, porque son relativamente baratos, indoloros y de fácil acceso. Para aumentar la información obtenida de un rayo x convencional, puede usarse aire o un tinte (como bario o yodo) como medio de contraste para delinear o resaltar partes del cuerpo.
La prueba diagnóstica más definitiva es la biopsia, en la que una pieza de tejido se extirpa quirúrgicamente para el examen del microscopio. Además de confirmar un cáncer, la biopsia también proporciona información sobre el tipo de cáncer, el estadio al que ha llegado, la agresividad del cáncer y la extensión de su diseminación. Dado que una biopsia proporciona el análisis más preciso, se considera el estándar de oro de las pruebas de diagnóstico. Los exámenes de detección realizados regularmente por profesionales de la salud pueden dar como resultado la detección de cánceres de mama, colon, recto, cuello uterino, próstata, testículos, lengua, boca y piel en etapas tempranas, cuando es más probable que el tratamiento tenga éxito. Algunas de las pruebas de detección de rutina recomendadas por la ACS son la sigmoidoscopía (para el cáncer colorrectal), la mamografía (para el cáncer de mama), la prueba de Papanicolau (para el cáncer de cuello uterino) y la prueba de PSA (para el cáncer de próstata). Los autoexámenes para el cáncer de mama, los testículos, la boca y la piel también pueden ayudar a detectar los tumores antes de que los síntomas se agraven.
Una revolución reciente en la biología molecular y la genética del cáncer ha contribuido en gran medida al desarrollo de varias pruebas diseñadas para evaluar el riesgo de contraer cáncer. Estas nuevas técnicas incluyen pruebas genéticas, donde las sondas moleculares se usan para identificar mutaciones en ciertos genes que se han relacionado con cánceres particulares. En la actualidad, sin embargo, existen muchas limitaciones para las pruebas genéticas y su utilidad parece ambigua, enfatizando la necesidad de desarrollar mejores estrategias para la detección temprana.

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